En el lado de mar abierto de la isla, esta playa tiene 62 metros, no es muy concurrida y está habitada por sólo dos familias caiçara. El agua muy clara y tranquila, la arena blanca y la vegetación natural completan el aspecto tranquilo. Una gran roca de seis metros de profundidad atrae a los buceadores por su cubierta de corales y erizos negros. También es un lugar recomendado para la pesca.

Existe una casa unifamiliar en primera línea de mar con infraestructura para servir comidas, que permanece abierta durante la temporada y festivos. Los estudios apuntan a que su cala, una de las más resguardadas de la isla, servía como punto de desembarco clandestino de esclavos y escondite de piratas que buscaban barcos para saquear. Mapas antiguos la registran como Guanxuma, Ganhumas y Guamixama, plantas costeras como el florido algodonero de playa. Los tours hacia allí salen desde Praia do Perequê.